A nivel coloquial, los conceptos de celiaquía, alergia al gluten e intolerancia al gluten se suelen utilizar como si fueran sinónimos. Pero no son lo mismo ni tienen las mismas consecuencias.
¿Qué es la celiaquía y qué no?
La doctora Alba Santaliestra, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética explica las diferencias.
Celiaquía o enfermedad celiaca
La celiaquía es una enfermedad autoinmune. Sencillamente, nuestro sistema inmunológico reacciona ante la presencia de gluten. Se desencadena siempre a nivel digestivo, es decir, al ingerir el alimento.
Con el tiempo, causa daños en las vellosidades intestinales que van a provocar la mala absorción de nutrientes, ocasionando otras dolencias asociadas, como la dermatitis herpetiforme (una erupción crónica y pruriginosa), diabetes tipo I, intolerancia a la lactosa…
Alergia al trigo
Es tambiénuna enfermedad del sistema inmunológico. Se manifiesta de forma inmediata a partir del contacto con alguno de los compuestos del trigo, como el gluten.
A diferencia de la celiaquía, cuyos síntomas se desencadenan solo al comer algo con gluten, la alergia se activa también por contacto con la piel o por inhalación (provocando lo que comúnmente se conoce como asma del panadero) y remite al cesar el contacto con el alérgeno.
Sensibilidad al gluten no celiaca
La persona tiene síntomas clínicos sobre todo a nivel digestivo que parecen ser celiaquía, pero las pruebas clínicas no corroboran alteraciones a nivel inmunológico.
¿Soy celiaco o tengo alergia al trigo? Atención a los síntomas
Con la alergia se nace. Se desencadena a partir del primer contacto con alguno de los componentes del trigo, entre ellos, el gluten, pero también, las albúminas, las globulinas y otras proteínas del trigo además del gluten.
En la celiaquía, en cambio, existe una predisposición genética no hereditaria. “Esto quiere decir que en nuestros genes hay probabilidades de desarrollarla, pero puede que no se llegue a manifestar nunca”, explica la Doctora en Nutrición.
El primer paso para saber si tienes una u otra dolencia es fijarse en los síntomas y acudir al médico especialista en digestivo para que haga un diagnóstico.
Síntomas de celiaquía
La enfermedad celíaca puede tardar en manifestarse. Incluso tener síntomas tan leves que se apenas se noten (lo llaman enfermedad celíaca asintomática). Pero la mala absorción de nutrientes tiene consecuencias a medio y largo plazo.
Entre los síntomas de la celiaquía en niños encontramos diarrea, vómitos, estreñimiento, malnutrición, distensión abdominal. También suele aparecer dermatitis atópica en la piel, debilidad muscular, atopia y anemia.
En los adolescentes persisten esos síntomas y se suman alteraciones en la menstruación y cefaleas.
Entre los síntomas de la celiaquía en adultos, aparece el síndrome de intestino irritable, menopausia precoz, osteoporosis…
“El origen de todos estos síntomas está en que el gluten altera las vellosidades intestinales. Este daño interfiere en la absorción de nutrientes. Por eso, a largo plazo surgen problemas diversos en todo el organismo”, explica la licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Zaragoza.
Síntomas de la alergia al trigo
La alergia al trigo presenta síntomas claros y muy rápidos. Y serán distintos según sea el contacto con el alérgeno, es decir, con el trigo.
Puede haber urticaria si es por contacto con la piel o rinitis si se inhala el polvo de la harina. El supuesto más peligroso es en el caso de ingerirlo, ya que las consecuencias van desde una urticaria a vómitos, diarrea y hasta anafilaxia.
Pruebas diagnósticas
El malestar intestinal tras las comidas (hinchazón, gases..) suele ser el detonante para buscar ayuda médica.
Tests para confirmar la enfermedad celiaca (o, por descarte, la sensibilidad al gluten)
Para la celiaquía y la sensibilidad al gluten las pruebas son las mismas.
Se empieza con pruebas serológicas de anticuerpos en sangre. La persona celiaca desarrolla anticuerpos contra el gluten. Incluso, se pueden generar anticuerpos contra las enzimas generadas por el propio organismo contra el gluten (transglutaminasa).
“En función de los resultados, se pasa a pruebas histológicas. Es una biopsia intestinal para ver si hay alteración en las vellosidades intestinales”, explica la doctora Santaliestra.
Suele ser la prueba determinante, aunque se pueden pedir pruebas genéticas. Se buscan dos genes concretos (HLA-DQA1 y HLA-DQB1) y sus variantes o alelos. “Son pruebas caras y se hacen menos veces, porque solo 1 de cada 30 personas con predisposición genética desarrollará la celiaquía”.
Procedimiento para diagnosticar una alergia al trigo
Si cada vez que te roza un trozo de pan, la piel se te llena de ronchones, granitos o picazón, se realizarán pruebas cutáneas de alergia (el clásico prick test donde se depositan pequeñas muestras de potenciales alérgenos en la piel).
También se pueden realizar análisis de sangre para detectar las inmunoglobulinas características de este tipo de alergia.
Finalmente, si la alergia es alimentaria, se realiza una prueba de provocación. En la consulta, y de forma controlada y supervisada, tendrás que comer un alimento con trigo para verificar si hay o no reacción alérgica.
No tienen “cura”. Tratamientos y pautas para sobrellevarlas.
Tanto la celiaquía como la sensibilidad o la alergia son condiciones que, una vez aparecen, no es posible eliminar. Solo queda adecuar las pautas alimenticias y tomar una serie de precauciones para sobrellevarlas con normalidad.
Tratamiento de la celiaquía
Con la enfermedad celíaca no hay medias tintas: hay que retirar por completo el gluten en la dieta. “Esto es especialmente complicado en la gastronomía española porque los cereales tienen una enorme presencia”, apunta la doctora Santaliestra.
Recalca la importancia de que la sociedad entienda que el celíaco no puede tomar gluten nunca. No vale el “un día es un día”, porque es un elemento lesivo para su salud.
Cuando un celiaco come gluten, aunque sea el bizcocho que amorosamente ha preparado la abuela, se agrava el deterioro de sus vellosidades intestinales. “Por eso es tan importante vigilar también la contaminación cruzada, incluso en casa”
Para evitar riesgos, es preferible una dieta basada en alimentos frescos. “En los procesados es más complicado garantizar que no hay gluten. Si en la fábrica elaboran otros alimentos con cereales, puede haber trazas”.
En cualquier caso, dado que la prevalencia de esta enfermedad puede llegar al 2% de la población, también se buscan fármacos que atenúen los daños.
Tratamiento de la alergia al trigo
Con la alergia al trigo basta con evitar rozar, inhalar o ingerir ese cereal (todo dependerá de cuándo y cómo se manifieste). Y, por supuesto, llevar siempre la medicación pertinente por si surge un shock anafiláctico de forma accidental.
Tratamiento de la sensibilidad al gluten
La sensibilidad al gluten también mejora cuando se elimina el gluten de la alimentación. “En su caso no tienen alteradas las vellosidades intestinales. Pero aún queda bastante por investigar en esta dolencia”, señala Santaliestra.
Cereales que también tienen gluten
El gluten es una proteína presente en diferentes cereales. El principal es el trigo, pero también lo encontramos en la cebada y el centeno, así como en todos sus derivados (harinas, pan, rebozados…).
La avena es un capítulo especial. “No tiene gluten per se, pero en las fábricas donde se envasa o usa para fabricar alimentos, también se emplea trigo, centeno, cebada… Y puede haber contaminación cruzada”, advierte la Dra. Santaliestra. Por ello, la avena debe estar certificada (contener menos de 20 ppm de gluten) y descartar esa posible contaminación.
Desde FACE (Federación de Asociaciones de Celíacos de España) se recomienda consultar con el médico especialista antes de la inclusión de la avena en la dieta sin gluten y que se realice de forma paulatina.
Para evitar dudas y garantizar su seguridad, muchos fabricantes optan por añadir el sello “sin gluten” o “gluten free”, que certifica que pueden tomarlo los celiacos.
Las harinas de legumbres, así como las pastas de garbanzo o de lentejas, pueden ser una buena alternativa, “siempre que en su composición no intervenga harina de trigo u otros cereales con gluten. Por ejemplo, si se ha utilizado harina de maíz o arroz no habría problema”.
Si no es necesario, no elimines el gluten de tu dieta.
Hay personas sanas que eliminan el gluten de su dieta creyendo que será más saludable. Esto carece totalmente de sentido. De hecho, es perjudicial: el cuerpo se habitúa a la ausencia de ese nutriente y pueden surgir intolerancia a largo plazo.
De la misma manera, si vemos un producto en el supermercado con el sello “sin gluten” en su etiqueta, ni es mas saludable, ni tiene por qué ser adecuado ni mejor para tu salud. Solo debemos excluir el gluten cuando haya un diagnóstico de sensibilidad, celiaquia o alergía.
Algunos sostienen que desde que dejaron de comer gluten se sienten más ágiles. Incluso, más delgados. Puede ser cierto, pero la clave no es el gluten, sino que muchos alimentos con gluten también son altos en azúcares y calorías, como bollería o pizzas.
Tampoco tiene sentido usar cosméticos “sin gluten” si eres celiaco, solo se justifica si hay alergia al trigo. No es difícil de explicar. La celiaquía se produce por alteraciones a nivel intestinal. Y el champú no se come con cuchara.
El Consejo de ALDI
El gluten es un buen aliado de la repostería y la panadería. ¿Sabías que esta proteína es la responsable de aportar elasticidad a las masas de harina? De hecho, junto con el horneado y la levadura, es lo que logra la esponjosidad que tanto nos gusta de la miga.
Alba Santaliestra. Presidenta del Comité Científico, miembro del Cuerpo de Académicos y miembro de Honor de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Dra. en Epidemiología y Salud Pública, Licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos y Diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Zaragoza. Investigadora postdoctoral en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, Instituto de Salud Carlos III, Centro de Investigaciones Biomédicas enRed y Fisiopatología de la obesidad y nutrición (CIBER-Obn). Instagram @albasantaliestra