Originaria de Europa y algunas zonas de Asia, la valeriana es conocida desde la antigüedad por sus supuestas propiedades calmantes. De hecho, su nombre proviene del latín valere, que significa ‘estar sano’ o ‘tener fuerza’. Ya desde tiempos de Hipócrates se le atribuían efectos beneficiosos sobre el sueño y los nervios. Más tarde, durante la Edad Media, era habitual que se usara como remedio casero para tratar lo que llamaban ‘la histeria’, el insomnio o la ansiedad. Y en los siglos XVIII y XIX fue uno de los tratamientos herbales más recetados por los médicos europeos.
A pesar de este lustroso pasado, aún hay muchas dudas sobre si realmente funciona según los estándares científicos actuales. Para ponerlo claro hemos hablado con Eduardo Baladia, dietista-nutricionista y coordinador del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética.
Propiedades de la valeriana según la fitoterapia tradicional
La Valeriana officinalis es una planta perenne que crece de forma silvestre. La parte a la que se le atribuyen beneficios es la raíz, que contiene una mezcla compleja de compuestos: ácido valerénico, valepotriatos y aceites esenciales, entre otros.
Es una de las plantas más conocidas dentro del arsenal de la fitoterapia occidental y “está presente en miles de productos de herbolario y farmacias que se venden sin receta” y a los que se le atribuyen propiedades sedantes y ansiolíticas, afirma el miembro de la Academia.
¿Qué dice la ciencia sobre estos beneficios?
Los resultados de los estudios realizados hasta el momento son mucho menos entusiastas que el discurso popular. De hecho, varias revisiones sistemáticas, incluida una muy reciente, han concluido que “la eficacia de la valeriana para tratar el insomnio no es concluyente”.
Diversas investigaciones, como este metaanálisis, han hallado que las personas que toman valeriana reportan una mejora subjetiva en la calidad del sueño en comparación con el placebo. No obstante, cuando se miden variables objetivas, como la latencia del sueño con polisomnografía, las diferencias desaparecen. “No hay certeza de que tenga efectos claros ni en el tiempo para conciliar el sueño, ni en la duración total del mismo en comparación a no usar nada”, asegura el investigador.
Tanto es así que, en este sentido, Baladia asegura que “las propiedades de la valeriana parecen estar más relacionadas con la percepción individual de descanso que con una mejora real en los patrones de sueño”. En otras palabras, no se justifica su uso clínico como alternativa a otros tratamientos más probados y que hayan demostrado eficacia.
Otros beneficios potenciales de la valeriana
Además del insomnio, según Baladia, se ha propuesto el uso de la valeriana para “una lista de condiciones sorprendentemente amplia: ansiedad, síndrome premenstrual, estrés, dolor de cabeza por tensión, síntomas menopáusicos e incluso trastornos gastrointestinales funcionales”.
Aunque la lista es larga y prometedora, la realidad es que “la mayoría de estos posibles beneficios no están respaldados por ensayos clínicos bien diseñados. Por ejemplo, la revisión Cochrane sobre valeriana para trastornos de ansiedad solo encontró un ensayo controlado aleatorizado de 36 personas con ansiedad generalizada, y no mostró beneficios frente al grupo de placebo ni frente al de diazepam.
Los efectos sobre el síndrome premenstrual o los síntomas menopáusicos son aún más dudosos y dependen de estudios aislados, de baja calidad y difícilmente generalizables”. Y añade: “No se puede recomendar con convicción”.
Cómo tomar valeriana de forma segura
Si tenemos en cuenta lo visto hasta ahora respecto a la evidencia científica, “no debe recomendarse el uso de valeriana como tratamiento eficaz para el insomnio, la ansiedad ni otras afecciones asociadas, ya que sus beneficios, si existen, son dudosos, inconsistentes y, en el mejor de los casos, limitados a una percepción subjetiva de las mejorías”.
Por si fuera poco, “el riesgo potencial no es nulo, lo que refuerza aún más el principio de cautela. Aunque la valeriana se considera una planta con un perfil de seguridad razonablemente bueno, puede provocar efectos adversos como somnolencia residual, mareos, malestar digestivo o dolor de cabeza”.
Hay que recordar que:
- Su presentación en infusión supone una gran variabilidad en la composición de principios activos.
- Su presentación en cápsulas con extracto estandarizado, aunque tiene un precio más elevado, ofrece una ventaja: permite conocer la dosis exacta de los principios activos, lo cual es fundamental tanto para los estudios científicos como para un uso más controlado.
Precauciones a tener en cuenta
Baladia es rotundo en este sentido: “Aunque muchas personas asocien lo natural con lo seguro y eficaz, en el caso de la valeriana no se dan las condiciones necesarias para recomendar su uso terapéutico. Su ineficacia demostrada hasta la fecha, combinada con la posibilidad de efectos adversos, interacciones farmacológicas y un coste que en algunos casos puede ser elevado, no justifican su indicación clínica actual”.
Con la evidencia que tenemos en este momento, la valeriana “debe considerarse un remedio tradicional de uso popular, sin el respaldo suficiente para su utilización basada en la evidencia”.
Preguntas frecuentes sobre la valeriana
¿La valeriana crea dependencia?
No existen estudios que lo demuestren, pero sí podría desarrollarse una dependencia psicológica, sobre todo en personas que recurren a ella como único mecanismo para dormir o relajarse. “En estos casos, el riesgo está en que la persona pierda confianza en su capacidad natural de conciliar el sueño sin ayuda externa, lo que perpetúa el problema”, subraya el dietista-nutricionista.
¿Se puede tomar todos los días?
No se recomienda su uso continuado más allá de cuatro o seis semanas, ya que no hay evidencia sobre su seguridad o eficacia a largo plazo.
¿La pueden consumir embarazadas o lactantes?
No. Los estudios disponibles no incluyen mujeres en estas etapas, por lo que no puede garantizarse su seguridad para el feto o el lactante. Eduard Baladia añade contundente: “En ausencia de datos, el principio de precaución es claro: mejor evitarla”.
¿En cuánto tiempo hace efecto?
En los pocos estudios que se han realizado se ha descrito que se requieren entre cinco y siete días de uso continuado para que se perciba cierta mejoría, aunque siempre teniendo en cuenta que se trata de una percepción subjetiva. Remarca el experto que hay que tener en cuenta que “este efecto es dudoso, inconsistente y muy probablemente atribuible al efecto placebo. En consecuencia, y a la luz de la evidencia científica acumulada hasta este momento, no puede recomendarse el uso de valeriana como estrategia válida ni eficaz para mejorar el sueño, incluso si se utiliza de forma continuada”.
La falta de eficacia clara, combinada con su potencial para interactuar con otros fármacos o generar efectos adversos, “refuerza esta conclusión”.
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Eduard Baladia. Coordinador del Área de Gestión del Conocimiento Científico y del Centro de Análisis de la evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Director de Red de Nutrición Basada en la Evidencia (RED-NuBE) y Profesor Asociado en el Departamento de Ciencias Experimentales y Metodológicas de la Universidad de Vic. Instagram @ebaladia. Twitter: @EBaladia. FB: @ebaladia
