Aunque como especie todos los seres humanos compartimos muchas características fisiológicas, también tenemos algunas diferencias. Entre ellas, los cuatro grupos sanguíneos: A, B, AB y 0 (también llamado O). Partiendo de esas diferencias, el doctor Peter J. D’Adamo describió una dieta según el tipo de sangre. Su objetivo no era la pérdida de peso, sino mejorar el estado de salud y prevenir ciertas patologías. La dietista-nutricionista Iva Marques, patrona de la Academia Española de Nutrición y Dietética y profesora de la Universidad de Zaragoza, pone la lupa sobre la dieta del grupo sanguíneo.
Origen de la dieta según el grupo sanguíneo
El naturópata estadounidense Peter J. D’Adamo publicó en 1996 el libro Eat Right 4 Your Type, donde enumeraba aquellos alimentos que más convenían a cada persona según su grupo sanguíneo. El libro pronto se convirtió en un best seller, vendiendo más de 7 millones de copias en todo el mundo. Hasta la fecha se ha traducido a más de 60 idiomas.
D’Adamo postula que, dependiendo de nuestro grupo sanguíneo, vamos a metabolizar de forma distinta los alimentos. Esto, a su vez, tendría repercusiones en la salud a nivel general. “Según esta teoría nuestro grupo sanguíneo condicionaría el proceso de digestión, biodisponibilidad y uso de los nutrientes y sus vías metabólicas. También establece una predisposición a sufrir ciertas enfermedades cardiovasculares, como trombosis venosa, diabetes tipo II, pancreatitis, alteraciones de la piel, de los ovarios o cáncer, entre otras”, apunta Marques.
Partiendo de esa supuesta relación entre los alimentos, el grupo sanguíneo y la prevalencia de ciertas enfermedades, el naturópata propugna cuatro pautas alimentarias distintas, según seas A, B, AB o 0, como forma de contrarrestar esa ‘predisposición natural’ a la enfermedad.

Tipo de sangre, antígenos y lectina
Cada grupo sanguíneo presenta unos antígenos distintos. Estos antígenos se encuentran en la superficie de los glóbulos rojos y son los responsables de la compatibilidad entre diferentes tipos de sangre, es decir, lo que hace que una persona del grupo A pueda recibir una transfusión de otra de su mismo grupo, pero no una del grupo B. Las personas del grupo A tienen el antígeno A; las del grupo B, el antígeno B; las del grupo AB, tienen tanto el antígeno A como el antígeno B; y las del grupo 0 no tienen ni el antígeno A ni el B.
D’Adamo va más allá y señala que estos antígenos marcarían también diferencias en los distintos procesos de la digestión, e, incluso, en la microbiota (o microbioma) y en gran parte del metabolismo. La causa estaría en las lectinas, un tipo de proteínas presentes en las legumbres o los cereales integrales, entre otros. Las lectinas tienen la capacidad de unirse a los antígenos del sistema ABO y aglutinarse. “Según esta teoría, esta situación produciría un menor aprovechamiento de los nutrientes de ciertos alimentos dependiendo de los antígenos de tu sangre”, explica Marques.
Fundamentos de la dieta según el tipo de sangre
La teoría de D’Adamo sostiene que esas diferencias en los antígenos de la sangre se habrían originado en distintos momentos de la evolución del ser humano. De ahí que, según el grupo sanguíneo de cada persona, le convenga más comer como un hombre de las cavernas cazador, o como un agricultor-cosechador más propio del Neolítico. Marques las resume así:
- Sangre tipo 0. “Procedería de los primeros humanos, que eran cazadores-recolectores. Habrían tomado menos carbohidratos y más proteínas”, explica. Las personas del grupo 0 tendrían mayor facilidad para digerir alimentos de origen animal ricos en proteínas y grasas, pero no la leche y sus derivados.
- Sangre tipo A. Surgiría cuando los humanos se hicieron agricultores. Estas personas tendrían más dificultades con las proteínas animales, pero podrían digerir con facilidad los alimentos de origen vegetal, como hortalizas, frutas y legumbres.
- Sangre tipo B. Procedería de las tribus nómadas, con más capacidad para asimilar los lácteos y las grasas en general.
- Sangre tipo AB. Estas personas habrían heredado condiciones dietéticas de los grupos A y B, por lo que deberían llevar una dieta con más grupos de alimentos, incluyendo vegetales, lácteos y algo de carnes.
Tabla de alimentos según el grupo sanguíneo
D’Adamo no habla de alimentos prohibidos según tu tipo de sangre, en el sentido de establecer una restricción total. Más bien, apunta a qué grupos alimentos contribuirían a mantener un buen estado de salud o, por el contrario, favorecerían la aparición de dolencias.
Grupo sanguíneo | Alimentos recomendados | Alimentos desaconsejados |
A | Frutas, hortalizas, tofu, legumbres y cereales integrales | Carnes y lácteos |
B | Frutas, hortalizas, cereales, pescado, lácteos, lácteos, carne | Pollo |
AB | Hortalizas de hoja verde, tofu Consumo moderado: carne, pescados, mariscos y lácteos | Pollo |
0 | Carnes magras, aves de corral, pescados, frutas, hortalizas | Granos, legumbres y lácteos |
Por hacer un símil, un menú semanal de dieta para el grupo sanguíneo A vendría a ser mayoritariamente una dieta vegetariana. En el polo opuesto, el menú de dieta para grupo sanguíneo 0 se acercaría más a una dieta low carb o baja en carbohidratos.

Evidencia científica de la dieta del grupo sanguíneo
Hay pocos estudios rigurosos que avalen las teorías de esta dieta. Aun así – recalca Marques – “estamos ante dietas relativamente saludables, o, como dicen los autores de los pocos estudios disponibles, ‘prudent diets’ o dietas prudentes. Son pautas que excluyen los alimentos procesados y ultraprocesados, los azúcares…”. En otras palabras, son dietas que incluyen alimentos saludables, si bien en algunos casos, con restricciones de grupos de alimentos que son igualmente saludables, como los lácteos o las legumbres.
Aunque estas dietas prudentes puedan ser relativamente saludables, no hay evidencia de que tal dieta con esos alimentos vaya a mejorar el estado de salud de las personas de un grupo sanguíneo en concreto. En los pocos estudios realizados en sujetos a los que se sometió a una dieta según su tipo de sangre durante 6 meses se observó que la metabolómica mejoraba en todos los casos. “Se vio que se reducían los parámetros bioquímicos sanguíneos que predisponen a ciertas enfermedades, como el colesterol total, el perímetro de la cintura, la glucosa en ayunas, los triglicéridos, la presión arterial o la grasa corporal. En unos casos la dieta pautada tendría más cereales, en otros, más carnes o menos lácteos, pero en todos los casos se trataba de patrones saludables”, recalca Marques
Es decir, se deduce que hubo mejoras porque todas las dietas contenían alimentos saludables, pero no había diferencia entre grupos, por lo que no hay evidencia de que esos resultados positivos se debieran a que unos sujetos comían o dejaban de comer unos alimentos según su grupo sanguíneo. “Entre otras cosas porque uno de los pilares de su teoría, las lectinas, por ejemplo, se pierden mayoritariamente con el remojo o el cocinado”, explica Marques.
Tampoco hay evidencia de una mayor o menor digestibilidad según el grupo sanguíneo. La experta destaca que “el ser humano es capaz de seguir un patrón omnívoro, o “dieta mixta”, según la denominación de la EFSA y la FAO. Todos los humanos estamos fisiológicamente capacitados para digerir, absorber y metabolizar los diferentes alimentos. Gracias a ello hemos sobrevivido como especie. Si fuera lo contrario, no hubiéramos sobrevivido”.
El Consejo de ALDI
Cualquier cambio sustancial en la dieta debería estar siempre supervisado por un dietista-nutricionista. Recuerda que Google es un buscador, no un profesional de la salud.

Iva Marques. Patrona de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Licenciada en Nutrición y doctora en Farmacia. Profesora Titular de Nutrición y bromatología de la Facultad de Ciencias de la Salud y Deporte de la Universidad de Zaragoza. Investigadora del IA2 Instituto Agroalimentario de Aragón, formando parte del Grupo de Investigación “Análisis y evaluación de la seguridad alimentaria”. Directora del Título de Experto Universitario “Nutrición y alimentación del niño vegetariano y vegano” de la Universidad de Zaragoza. Ha sido Editora Jefe de la Revista Española de Nutrición humana y dietética, así como Presidenta de la Conferencia Española de Decanos y Directores de Centros que imparten la titulación en Nutrición humana y dietética. Actualmente es Patrona y Académica de Honor de la Academia Española de Nutrición y dietética, miembro da Agencia portuguesa de Evaluación y Acreditación de Educación Superior A3ES y del Comité Científico de la Asociación "5 al día". Facebook: @iva.marqueslopes.
